Me acerco a la puerta, noto su inminente presencia, otra vez, otra vez. De nuevo siento su presencia, esa sonrisa entre tímida y descarada, esa proporción entre cintura y cadera que atrae mirada masculina, ese culo que atrae el deseo. Sentir de nuevo esa atracción irresistible de su piel, el imán de sus curvas, sus piernas sin fin.
La siento cerca de nuevo, como periódicamente ocurre, cuando sin aviso previo, sin indicio alguno se desata el fuego entre nosotros provocando un choque con incendio de temperatura impredecible. Cíclica, pero aleatoriamente se repite el encuentro, como el choque de dos cometas errantes por el cosmos, habitualmente apenas nos tratamos, pero de vez en cuando….
No la dejo tocar la puerta, abro y el cuerpo femenino se materializa delante de mi, jadeante, sudorosa, labios entre abiertos, dentro de un top un pecho breve y descarado, dentro de las mallas un culo rotundo, firme, morboso, objeto de deseo ajeno y orgullo propio de la dueña.
-Hola-alcanzo a balbucir, al verla.
-Mmm...…veo que te alegras de verme- dice mientras, sin quitar sus marrones ojos de los míos toma el vino con una mano y con la otra tira de mi culo hacia ella, atrapando con sus muslos (tiene las piernas mas largas que yo) la punta de mi verga.
Acaba el vino y me besa, la beso nos besamos, uno de esos besos que sin palabras dicen mucho, uno de esos besos que marcan un punto sin retorno, uno de esos besos que solo pueden ser seguidos por hechos. Sus manos recorren mi espalda y se hunden en mi culo, siempre le ha gustado, las mías la abrazan y juntos, muy juntos iniciamos un lento giro. Sin separarnos, mis manos bajan ahora por su espalda, pasan por debajo de sus mallas deslizándose por la piel sudorosa, entrando en el valle de su culo, siempre me ha gustado, hurgando. Sin separarnos, sin hablarlo, nos dirigimos hacia el baño, abro la mampara, ahora si nos separamos, nos miramos, excitados, jadeantes, deseosos, encendidos.
La siento cerca de nuevo, como periódicamente ocurre, cuando sin aviso previo, sin indicio alguno se desata el fuego entre nosotros provocando un choque con incendio de temperatura impredecible. Cíclica, pero aleatoriamente se repite el encuentro, como el choque de dos cometas errantes por el cosmos, habitualmente apenas nos tratamos, pero de vez en cuando….
No la dejo tocar la puerta, abro y el cuerpo femenino se materializa delante de mi, jadeante, sudorosa, labios entre abiertos, dentro de un top un pecho breve y descarado, dentro de las mallas un culo rotundo, firme, morboso, objeto de deseo ajeno y orgullo propio de la dueña.
-Hola-alcanzo a balbucir, al verla.
-Mmm...…veo que te alegras de verme- dice mientras, sin quitar sus marrones ojos de los míos toma el vino con una mano y con la otra tira de mi culo hacia ella, atrapando con sus muslos (tiene las piernas mas largas que yo) la punta de mi verga.
Acaba el vino y me besa, la beso nos besamos, uno de esos besos que sin palabras dicen mucho, uno de esos besos que marcan un punto sin retorno, uno de esos besos que solo pueden ser seguidos por hechos. Sus manos recorren mi espalda y se hunden en mi culo, siempre le ha gustado, las mías la abrazan y juntos, muy juntos iniciamos un lento giro. Sin separarnos, mis manos bajan ahora por su espalda, pasan por debajo de sus mallas deslizándose por la piel sudorosa, entrando en el valle de su culo, siempre me ha gustado, hurgando. Sin separarnos, sin hablarlo, nos dirigimos hacia el baño, abro la mampara, ahora si nos separamos, nos miramos, excitados, jadeantes, deseosos, encendidos.
2 comentarios:
¿Te has acordado de encender el calentador? (el del agua, digo,...)
¿No te parece que no hace falta, que el agua va a entrar en ebullición ?
Publicar un comentario