miércoles, 30 de julio de 2008

Estreno

Es de noche, en la casa el silencio, en el cielo la luna, en mi cama una presencia blanca una respiración pausada. Después de cenar pan amor y fantasía, (y otras viandas menos poéticas y mas nutritivas que no vienen al caso) con el apoyo del fresco de la noche y del frío chardonnay me siento en mi sillón de escribir, a mi derecha la pared blanca, a mi izquierda la ventana frente a mi el blog que no acabo de empezar.

Saco un poquito de voluntad del armario de mi interior y me digo que debo escribir algo, que ya está bien, que hace unas semanas que abriste este blog y no has escrito nada (parezco mi padre..Jeje)
Nada, las musas, golfas ellas, parece que se han buscado otro compañero…..un sorbito de vino, un reflejo extraño en la copa, me levanto, me acerco a la ventana.

En la ventana de enfrente una tenue luz, lamparita de Ikea+bombilla de bajo consumo pienso, sigo mirando, hay algo de movimiento. Unas caderas de mujer, curvas de piel blanca moviéndose rítmicamente, en un movimiento armónico simple, ascendente descendente, dos mitades perfectamente simétricas que se mueven sobre un eje ocultándolo y mostrándolo alternativamente, apenas veo sus pies flanqueando el cuerpo del hombre, insinuando unas rodillas juntas, una postura digna de mejor jockey, una cabalgada larga, metódica, morbosa..

Me acomodo, copa en mano ejerzo de inesperado espectador ¿mirón tal vez? Testigo mudo pero no ajeno del ajetreo vecino.
La simétrica figura se da un respiro, el resto de la espalda emerge repentina, silueta de guitarra coronada de desordenado cabello castaño, una pierna aparece, luego otra, se pone de pie dejando al aire un eje de simetría grueso, brillante, húmedo.
Desde la oscuridad, observo como se gira, da media vuelta, ahora esta cara a la ventana esta delgada amazona de largas piernas y pecho quizá demasiado breve, solo la luz de la pantalla del “lap top” (encantador barbarismo ¿no?) me ilumina, parece mirar hacia mi. No se si me ve o no, pero no me inquieto, ella se detiene un momento, yo levanto mi copa, ella flexiona sus piernas, exhibiendo su sexo brillante dilatado, alopécico (lo que hace el láser!) una mano baja hasta agarrar el eje y ensartarlo en su interior, en un movimiento lento, perezoso, goloso, diriase que no quisiera que terminase nunca.
Se inclina ligeramente y apoya sus manos en las rodillas mientras inicia un corto vaivén, ahora no cabalga, diriase que patina, resbala sobre o hace resbalar dentro, el eje masculino.

1 comentario:

GusanitoDeSeda dijo...

Qué larga ha sido la espera, y que dulce la recompensa...
¡Ésto empieza pero que muy bien!
Sigue escribiendo, porfa.